
Un viaje de re-conocimiento propio
Hoy quiero compartir mi camino de descubrimiento hacia una nueva visión de la vida y del espacio que ocupamos en este vasto universo.
Pero quiero comenzar contándote una anécdota:
Cuando un familiar que nunca ha viajado fuera de mi país supo que el destino era Georgia, me pidió visitar a un conocido en Atlanta. Obviamente quien conoce EEUU sabe que las distancias son enormes y que un camino hacia determinado suburbio puede significar horas de viaje y convertirse en medio día perdido en la carretera. Eso me hizo reflexionar acerca de la visión limitada que uno alberga cuando nunca ha salido de su territorio. Si antes me hubiesen preguntado cuanto tomaría viajar de Dallas a Houston y considerando que están en el mismo estado hubiese asumido que es como ir de Barquisimeto a Quibor (poco menos de treinta minutos), obviamente las geografías cambian así como también cambia mi visión del lugar que ocupo y mi perspectiva frente a ello.
Cuando nos movemos en determinado territorio y lo conocemos a la perfección nos sentimos seguros y confiados, lo bautizamos como nuestro espacio, pero como lo expresó el filósofo Korzybski; “Es nuestro mapa pero no es el territorio.”
De la misma manera que nos movemos en ese espacio conocido, con tanta gracia y destreza, nos movemos en nuestro sistema de creencias, en nuestro paradigma de vida y es allí donde podemos ver que aunque manejamos una visión de este espacio, lo que esta fuera de él resulta un territorio vasto y desconocido que nos puede hacer sentir emociones encontradas.
Algunos con profundo sentido de arraigo tienden a juzgar todo aquello que no simpatice con lo conocido, desvirtúan y cuestionan en voz alta, demostrando sólo su limitada visión y dando una señal clara y contundente de que es más lo que se ignora que lo que se conoce.
Todo el que ha tenido oportunidad de convivir con otras culturas, aun teniendo arraigada la suya, aprueba, respeta e incluso en muchos casos emula características propias de los otros sin fricción, más bien con la compasión que se desarrolla cuando descubrimos que todos somos parte de un todo.
Para muchos viajar o levantar raíces y moverse hacia un lugar desconocido supone un calvario. Y eso refuerza mi creencia de que las realidades que enfrentamos solo son diferentes por la actitud con que las asumimos.
Y te doy un ejemplo, la primera vez que solte amarras y decidí perderme caminando en un lugar desconocido descubrí que perder la perspectiva a veces suele ser un golpe de suerte. Dejar a un lado la certeza de lo cierto y lo conocido pasa a ser una bendición cuando abres tus sentidos a lo nuevo y descubres que las realidades que has estado evitando pueden ser incluso mejores que en las que vivimos encerrados.
Antes el viajar para mí era como una especie de euforia en la que me ponían al borde de un abismo, solo pensaba en como sería, que haría y si tendría todo lo necesario. Me ocupaba en buscar al conocedor del territorio para que me guiase en todo momento, depositaba toda la confianza en esa persona para que trazara cada uno de mis pasos. perdiendo así mi propia perspectiva y experiencia, ya que quedaba a expensas de su conocimiento y motivaciones.
Nunca he sido buena para hacer maletas. Desde que tuve a mis hijas mi esposo y yo empacábamos todo lo que se nos ocurriese pudiéramos necesitar para que en ningún momento perdiéramos la comodidad del dia a dia. Viajábamos hasta con la licuadora para hacer los teteros y batidos a las niñas. La verdad era un poco agotador y frustrante a la vez porque nunca considerábamos tener todo lo necesario aun y cuando pasábamos más tiempo en hacer cómoda la estadía, que disfrutar del sitio nuevo que estábamos descubriendo.
A medida que fueron creciendo tanto ellas como nosotros nos fuimos deslastrando de esas “necesidades” y es que hacer lo no cotidiano algunos días no tiene por que ser un colapso. Fue asi como sin pensarlo nos volvimos más flexibles tanto en los viajes como en nuestra actitud frente a la vida.
Viajar es mucho más que ver cosas; Es un cambio profundo y permanente de las ideas de la vida.
Miriam Beard
Si bien cada nueva oportunidad nos presenta un reto ahora simplemente lo vemos como una oportunidad de crecimiento, en la que nos ayudará a crecer, y en el proceso de seguro nos tocará improvisar y reírnos.
Este primer viaje del 2021 fue como un examen de lapso, donde pusimos a prueba el conocimiento de todas las materias cursadas en los últimos años.
Primero me tocó decidir sin mucho protocolo y sin mucho pensar el destino de la travesía, inicialmente tocamos el tema y el primer destino fue Atlanta, no había mucho que pensar pero si mucho que investigar acerca de las oportunidades que tendríamos. Atlanta no es un lugar muy conocido y mucho menos el pueblo de Savannah.
Aquí active la primera de mis habilidades desarrolladas en estos tiempos. Investigación y desarrollo, me toco leer y buscar entre los distintos blog de viajes, las reseñas, artículos y miles de paginas que podrían darme información útil para decidir nuestro itinerario.
Solo cuando estábamos camino a Savannah el dia de mi cumple fue cuando se les ocurrió la idea de preguntarme por que había escogido Savannah para pasar mi cumpleaños y de donde saque ese pueblito. La verdad había visto muchas veces a Savannah a través de películas y mencionada en algunos libros por lo que me parecía interesante conocerla en persona.

Savannah es una de las ciudades mas antiguas de America, alberga muchísima historias puesto que las primeras colonias europeas se establecieron en esta zona. Leí también que Savannah estaba catalogada por ser la ciudad numero uno en fenómenos paranormales, cosa que no me llamaba mucho la atención pero que entendería luego por la magia del lugar y mi conexión al recorrerla.
Cuando decidimos viajar pedimos a la agencia los boletos y nos encontraron una ganga en estas aerolíneas que denominan “low cost” y estas se caracterizan por ser económicas ya que todos los servicios los cobran aparte, incluso el equipaje. El equipaje permitido con el que podíamos viajar sin un costo adicional era una mochila de máximo 6 Kgs, ¡oh! Decidimos que el viaje era de aventura y nos encontrábamos frente al primer reto.
Cada uno debía reducir su equipaje de un viaje de casi una semana a sólo 6 kilos. Investigamos, vimos varios tips en los canales de youtube de mochileros y nos preparamos con anticipación, al final la mochila mas pesada sólo pesaba un poco más de 4 kilos. Llevabamos lo permitido para viajar con la mochila en el avión y lo necesario para nuestra estadía sin que nos faltase nada.
Por cierto aquí te dejo el enlace de la mejor de las mochilas que he comprado, super recomendada y a un costo muy accesible para la calidad y utilidad 😉
Milagrosamente nada nos faltó. Llegamos a Atlanta el primer día y como buena mochilera me tocó guiar a mi grupo durante toda la estadía, ya había anticipado reservas, visto reseñas de hoteles, y colocado en mi itinerario todos los sitios que quería conocer.
Llegamos de noche, subimos a la habitación y soltamos mochilas para ir a conocer los alrededores de Atlanta y a disfrutar.

No creas que me voy por la tangente, ni que me voy a extender, si, claro que quiero darte detalle de todo los sitios interesantes y facts acerca de Atlanta por si quieres conocerlo algún día, pero eso te lo detallo en el siguiente articulo, en el que puedes acceder haciendo click aquí.
Todos aman viajar, todos anhelan conocer y disfrutar nuevos lugares, pero una de las cosas que más ansiedad causa en las personas al momento de viajar además de la planificación es hallarse en un lugar desconocido sin saber qué hacer o hacia dónde ir.
Si bien es cierto que como dice mi hermana mi sentido de ubicación es único, e influye mucho ya que es una de las ocho inteligencias que según Gardner un ser humano puede poseer. Es también cierto que tenemos miles de recursos disponibles para parecer inteligentes a la hora de explorar.
Tenemos miles de app en las que podemos colocar todos los lugares de interés y nos la reordena de acuerdo a las distancias y tiempos requeridos, tenemos google maps “Alabado sea San Google” avisos por doquier y la vieja táctica que nunca falla “preguntar”
Una vez mas, perderse en una ciudad grande o en un simple aeropuerto nos hará sentir siempre como un grano de arena, miramos alrededor y siempre veremos a otros sin poder evitar sentirnos afines a ellos; Todos estamos en el mismo viaje, con destinos diferentes, equipajes mas o menos pesados, sabiendo todo o nada de lo que vamos haciendo, seguros o inseguros de nuestro destino, confiados y disfrutando del camino, o comparando y desvirtuando la experiencia, entregando todo nuestra confianza en otros o tomando las riendas de nuestro propio viaje.
Cada destino es único pero ver el valor del viaje, siempre me hará recordar a qué vinimos. Siempre me quejo de que la gran mayoría de las personas se enfocan en lo superficial y obvian lo esencial de cada experiencia, para ello siempre cito una frase de Confucio: “Cuando el sabio señala la luna el tonto se fija en el dedo”
Todos buscan diversion, fotos perfectas para postear, y un cuento especial para compartir. Pero pocos utilizan este viaje para encontrarse a si mismos. Para darse cuenta de cuan importante es conocerse, de que somos capaces y hasta qué punto estamos dispuestos a vivir nuestra propia experiencia sin importar la impresión que dejamos en los demás.
Organizar un viaje es como organizar tu vida, puesto que requieres la información necesaria para tomar las decisiones, disciplina para cumplir cada meta propuesta, y un poco de flexibilidad a la hora de ajustar tiempos o imprevistos.
Seguimos en el camino…

