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De la disciplina y las ilusiones fugaces

Apuesto a que eres como yo, que en enero dices: ¡este año si! Que este año vas a lograr despegar y ser la persona en la que te quieres convertir, lograr las metas personales y profesionales que te propongas y evolucionar de esa parte de ti con la que aún no estás muy satisfecha.


Pero como todos los años “pasan cosas” y de pronto te encuentras apagando los mismos incendios de siempre, viviendo el día a día, y cuando llega noviembre te das cuenta de que volviste a la rueda de ratón, y no hubo cambios significativos en tu vida.


Por fortuna tenemos una vida por delante y comenzamos de nuevo. Pero, qué pasa cuando este escenario se repite año tras año, cuando caes en el aburrimiento y ya no quieres plantearte nada porque sabes que no lo cumplirás… Yo no sé tú, pero a mí esa situación me estaba produciendo una depresión, a tal punto de repercutir en mi salud. Cuando me sentí estancada, y abrumada llego el cuestionamiento. Comenzó mi vocecita interior que todo lo juzga: ¿Este año también vas a desviarte de tus objetivos? ¿Vas a hacer lo mismo de todos los años? ¿A quién le vas a echar la culpa esta vez? Créeme que en la etapa de mi vida en la que estoy no quiero volver a plantearme esas preguntas, uno llega a una edad con cierta madurez en la que si no se está preparado se puede caer en una crisis existencial, cuestionándote todo lo que has hecho y tienes en esta vida. Si ya pasaste por ello sabes de qué hablo, si aún no, no te la recomiendo porque al final te das cuenta de que todo lo que logres o no, tan solo dependió de ti y de nadie más.


Lo bueno, es que aunque no lo veamos de momento, y algunos no lo quieran aceptar, cuando se llega a ese punto lo que toca de allí en adelante es ascender. Esos cuestionamientos son el principio de un despertar, y eso es lo que realmente nos hace sentirnos vivos, seres humanos haciendo un uso consciente de su libre albedrío y su capacidad pensante. Así me puse manos a la obra y comencé a investigar al respecto. A tratar de entender donde estaba la falla y como podría cambiar.


Mi descubrimiento mas impactante fue, que los estudiosos del comportamiento han llegado a la conclusión de que la característica principal de personas exitosas no es el talento, ni la inteligencia, pues estos sin la perseverancia y la disciplina no llegan a nada concreto.


Así llegué al llegadero, comprendí que la disciplina ha sido un factor fundamental y que por lo visto carecía de ella. Algunos me dirán: Es que yo soy disciplinado, cumplo las normas y hago lo que tengo que hacer (cuando alguien te esta viendo), porque así somos, nos comprometemos con otros y presa de que no queremos ser objeto de cuestionamiento cumplimos hacia afuera todo lo que se nos plantea, pero hacia dentro, para nosotros aunque nos juzguemos peor y nos critiquemos, no nos cumplimos en absoluto.


He allí mi primera señal de alarma y la que los expertos del comportamiento consideran pieza clave. ¿Te quieres y valoras lo suficiente para no fallarte a ti mismo? La mayoría concluye que una persona que no se tiene suficiente estima a sí mismo no se cuida, no se respeta y nunca lleva a cabo ninguna acción que repercuta en un beneficio para sí misma. En el libro de Raimon Samsó “El poder de la disciplina”, encontré una frase que escribí y coloque a la salida de mi cuarto para leerla todos los días.



Esta frase hizo que cayera en cuenta de lo evasiva que había sido, por ejemplo; Con mi compromiso de mantener un peso saludable. Me preguntaba: Es que acaso no me he querido como para cuidarme y consumir alimentos que me nutran, tener rutinas que me sanen y mantener buenos hábitos que cada día me hagan sentir mejor. Sentí dolor al darme cuenta de lo mal que me había tratado. Muchos caemos en este error porque damos por sentado que la salud es algo que se tiene y punto, y que si la pierdes, es cuestión del destino. Y realmente no es así.



Bueno, si, tal vez me quiera un poquito, pero no hacía nada para demostrármelo. Solo me perdía buscando los caminos fáciles y rápidos para “adelgazar” (léase bien). Presa de toda la maquinaria mediática y de mercadeo que hay al respecto. O si no, estaba en la fase del duelo donde me daba por vencida, y justificando mi comportamiento defendía con vehemencia; que esa idea mía no era más que un modelo socialmente impuesto, que Sascha Fitness es extraterrestre, que lo importante es que yo me acepte, y todas esas excusas estúpidas que nos decimos para justificar nuestra indisciplina.


Obviamente, luego caí en cuenta de que el objetivo estaba mal enfocado, cuando quería bajar de peso mi motivación era fluctuante, la razón principal ni siquiera era tener salud, simplemente era tener un cuerpo socialmente envidiable, nada que ver conmigo, y por lo tanto no me importaba cumplirme y abandonar a la primera tentación.


El año pasado leí una novela de una chica que no estaba conforme con su vida, se arrepentía de todas las decisiones que había, y de las que no había tomado, se quejaba de todo. Hasta que decidió quitarse la vida y entro en un sueño donde pudo ver todas las posibles vidas, en todas para ser feliz implicaba haberse ocupado, haber tomado responsabilidad y llevar hasta las últimas consecuencias las acciones que la llevarían a lograr lo que había deseado. Esto me hizo investigar acerca de la vida de atletas olímpicos, artistas consagrados, personas exitosas en el ámbito profesional, todos sin excepción más que talento, habilidad, inteligencia o suerte, tenían algo en común. Su determinación y perseverancia eran a prueba de todo.


Personas que se levantaban a las 4:00 am a entrenar todos los días religiosamente, personas que trabajaban más de 12 horas al día sin importar si era feriado, personas que se hacían rodear de personas iguales a ellos, y se alejaban de los que no estaban en sintonía con su estilo de vida, personas que se dejaban guiar por mentores sin cuestionar métodos. En fin personas que no conocían el significado ni el uso de la palabra excusa. En el libro “GRIT el poder de la pasión y la perseverancia” de Angela Duckworth podrás encontrar muchos de estos casos de estudio y sus análisis bastante interesantes con los que te puedes identificar.



Entonces, acepte que todo comienza y termina conmigo, con mi capacidad de motivarme, sostenerme y llevarme siempre en el proceso hasta lograr los resultados. Se dice fácil, pero ¿Cómo se logra?


Para no enredarnos en conceptualizaciones llamaremos perseverar o tener disciplina a la capacidad de materializar las intensiones. ¿Qué tan determinados estamos a llevar hasta lo ultimo aquello que nos proponemos?


Peter Hollins en su libro “Cómo terminar lo que empiezas” describe la Perseverancia como un cuerpo en el que cada una de sus partes son piezas fundamentales para que este se haga presente en nuestras vidas.

  • La cabeza: Concentración. Por mucho la pieza clave, se requiere deshacerse de las distracciones y enfocar todos los esfuerzos y pensamientos en la meta, manteniendo la mente en el proyecto y la mirada siempre en la recompensa.
  • La columna vertebral: Disciplina. Es la habilidad de ejercer autocontrol, y te permite accionar aun incluso cuando no quieras hacerlo.
  • Las extremidades. Acción. Puedes hacer miles de esquemas y cuadros para planear un cambio, pero si no eres capaz de dar el primer paso y los sucesivos difícilmente gestaras un cambio. La acción es la determinación y lo que nos lleva del punto A al punto B.
  • El corazón. Persistencia. Implica apegarte con determinación a llevar a cabo cada paso hasta no verlo cumplido. Es tener la tenacidad de ceñirte a tu plan a pesar de los obstáculos que se presentan.


Es un hecho, la mayoría estamos condicionados a ser presa de todos los estímulos externos que a diario nos bombardean, a abandonar a la primera de cambio, a no tener autocontrol porque cualquier factor externo que nos cambie las piezas del tablero nos hace colapsar, no accionamos porque eso implica cierto esfuerzo que nos incomodaría mantener, etc.


Pero como nada es absoluto aquí te comparto un mapa mental de las piezas claves que nos regala este super libro de Peter Hollins. Y que desde ya puse en práctica este año.



Sé lo que estás pensando; Todo se escribe muy bonito y se lee fácil, pero que pasa cuando tu día a día, las cuentas, los deberes, la crianza, el trabajo, y todas esas cosas a las que les damos prioridad nos llevan y traen durante el año como una ola que nos arrastra… Y yo te digo; maneja el cambio, sé consciente y ve paso a paso, no tienes que hacer todo perfecto a la primera. Yo llevo años luchando con esta parte de mí que aún prevalece, pero poco a poco y con estudio constante he ido manejando, me doy mi tiempo, pero nunca cuelgo los guantes. Y eso ya es mucho.


Hay otro libro que fue pieza clave en mi proceso de adoptar mi nueva versión, pero ese te lo cuento más adelante. Por lo pronto te voy a dejar algo que escribí hace añacatales cuando me sentía totalmente derrotada en esto de perseverar y ser disciplinada, fue uno de esos momentos de consciencia o como yo lo viví; Una respuesta divina a lo que en ese momento sentía, que atesoro, y hoy te quiero regalar:

... Sólo quien se atreve a vivir su verdad y llevarla a cabo logra ver la genialidad de la vida. Tu verdad te busca, y cuando te encuentra no te deja en paz hasta que la honres. Aquello que no te ha dejado en paz, esa idea que te alimenta cada día; esa es tu verdad. Búscala, desempólvala, anímala y dale vida para que puedas materializar todo aquello que sueñas. No te preocupes, en el camino todo fluirá. Continúa y no desmayes nunca...

Nos seguimos encontrando en el camino.



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